Los Cuentos sucios de Jacinta Escudos:
la construcción de la mujer como sujeto del deseo

Abstract

Cuentos sucios de la escritora salvadoreña Jacinta Escudos, sugiere la posibilidad de desplazar al héroe revolucionario masculino de su posición central y negociar un espacio para que la mujer pueda abandonar su papel de objeto del deseo y desempeñar—en términos del espacio local—el papel de sujeto del deseo. Esta mujer-sujeto, subvierte la ideología patriarcal y rompe con los estereotipos del género que se construyen a partir de esa ideología. De ahí la importancia del título, ya que estos textos resultan ser "sucios" solamente desde una perspectiva hegemónica. El texto cuestiona la tendencia a definir la identidad sexual del sujeto. En el cuento titulado "Sin remitente", Anabell, quien se ha enamorado de su amiga Pina, rehusa auto-asignarse una identidad sexual fija, en este caso, una identidad lésbica, simplemente a partir de la atracción que siente por su amiga. Este acto de no definirse resulta significativo ya que le permite a Anabell tomar una posición queer en vez de entrar en un espacio de significado que puede resultar tan opresor como el espacio inicial que ocupaba. Por otra parte, se rechaza el ideal hegemónico de la institución patriarcal de la familia que sugiere una familia unida, beatifica a la madre y afirma el poderío del padre. En el cuento "Y ese pequeño rasguño en tu mejilla?" se presenta a un padre que prefiere no hablar de las infidelidades de la madre, aunque tiene pleno conocimiento de ellas. La madre, mientras tanto, deja en un segundo plano su rol familiar y desarrolla su potencial sexual, llegando incluso a hacerse amante de Santiago, el pretendiente de nuestra narradora. La destrucción del núcleo familiar culmina con el secuestro de la madre por parte de la narradora, lo cual le permite a ésta última sobreponerse al poder que el patriarcado ejercía sobre ella a través de esta institución. Este esfuerzo por desacralizar la figura de la madre y por resaltar su potencial sexual se repite en el cuento "Costumbres pre-matrimoniales" en el que la madre idea una estrategia para obtener placer. A pesar de que se trata de una madre ancianita, es una mujer que posee un gran apetito sexual. Sin embargo, tanto por su calidad de madre, como por su edad, ha perdido toda vigencia sexual en el espacio social. Una vez más, se deja en tela de juicio el papel central que se le ha asignado culturalmente a la penetración ya que la madre concibe su propio método alternativo para obtener placer: la costumbre de dormir en la misma cama en que su hijo hace el amor con su amante. De esta forma, la madre logra sobreponerse a su marginación de la esfera del placer. La protagonista del cuento "Y todos esos hombres, viéndome" es una mujer de treinta y tantos años que trabaja bailando desnuda en un cabaret.  Su edad resulta significativa porque cuestiona la idea de la mujer sexualmente activa como joven y bella. El texto toma la perspectiva de la bailarina permitiéndole así surgir como sujeto del placer y utilizar ese espacio que el patriarcado mismo hace posible, para subvertir las normas sociales que la excluyen por su edad del ámbito de la sexualidad, y que la excluyen por su género del ámbito del deseo. A diferencia de las jovencitas que bailan con timidez, la protagonista ha perdido ya todo su pudor. Esta pérdida del pudor resulta clave ya que antes, el pudor generado por la carga ideológica le impedía disfrutar la experiencia. En ese sentido, la edad de la mujer, que en un inicio es representada como una carencia, funciona como un instrumento que le permite deshacerse de esa carga ideológica y experimentar placer.