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Fotos por Julio Cortez

 


JROTC ofrece más que una carrera militar

Al pasar los portones de la secundaria Belmont, los estudiantes del Cuerpo Menor de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva (JROTC) saben que han entrado a un mundo diferente. Es un tiempo dedicado a la disciplina.

Esa disciplina ayudó a para que Sylvia Marroquín se graduara de Belmont y se mantuviera alejada de la calle. Ella sabía del programa en Belmont porque su hermano mayor la llevaba a los entrenamientos cuando él era parte de JROTC.

Ahora a sus 17 años,  Marroquín es jefa de un batallón de 157 estudiantes.

“Es un programa que me ayudó a entender lo que es la responsabilidad”, dijo Marroquín. “Pero no pienso ser parte del ejército cuando me gradúe en junio”.

Marroquín desea estudiar en una universidad estatal y obtener un título en desarrollo infantil.

Ella dice que en cinco años se imagina como maestra, regresando siempre a Belmont para hablar con los alumnos.

En JROTC los batallones se dividen por responsabilidades. Uno grupo por cada deber: trámites de los estudiantes, horarios, uniformes y organización de eventos.

“Es mucho trabajo y toma mucho de mi tiempo”, dijo Marroquín, “pero la experiencia vale la pena. Los sargentos me han motivado y no pierdo mi tiempo viendo televisión”.

Aunque algunas decisiones gubernamentales, como la invasión de Irak en el 2003, han creado un poco de tensión para los estudiantes y el programa, no han cambiado ni las reglas ni el programa.

“Sí hemos visto menos estudiantes”, dijo el Sargento David Correia, “pero contamos con el apoyo de la directora de la escuela y con el apoyo del distrito”.

Belmont es la secundaria más poblada del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, y de su cuerpo estudiantil, el 90% son latinos. Además de ser la secundaria más poblada del distrito, sólo se gradúan un promedio de 42% de estudiantes.

Correia ha sido parte del programa JROTC en Belmont por 14 años. Para él, el principal aporte que del programa es la disciplina y liderazgo que los estudiantes adquieren y que los ayuda a enfocarse en terminar sus estudios.
Sin embargo, Correia dijo que su propósito no es forzar a los estudiantes a incorporarse al ejército después de su graduación.

“Ese no es mi trabajo”, dijo Correia. “Mi trabajo es preparar a estos muchachos para la vida después de la secundaria”.

“Ellos nos hablan de drogas, de sus problemas personales y todo en el medio”, comentó el sargento Jack Graves. “Aquí somos una familia. Y para muchos de estos estudiantes somos la única familia”.

La secundaria cuenta desde 1929 con el programa de JROTC, que sigue el lema de “motivar a la juventud a ser mejores ciudadanos”.

No todos los estudiantes están aquí para poder ser parte al ejército”, dijo Correia. “Ellos están aquí por su deseo de mejorar y aportar esos beneficios en esta sociedad. Quieren una vida próspera después de la secundaria. Es la decisión de cada uno de ellos”.

Esa decisión fue importante para Marilyn García.

Ya han pasado casi 5 años desde que ella se graduó de Belmont y dice que tiene mucho que agradecerle a Correia y a JROTC.

“Me enteré del programa porque había escuchado que la clase sustituía a educación física”, recordó García. “Creo que fue una de las mejores decisiones que he tomado”.

García, como Marroquín, fue jefa de batallón en Belmont y ahora, a sus 22 años, está completando su último año de licenciatura en el Departamento de Periodismo de CSUN.

“Yo los visito en cada oportunidad que tengo. No sólo son mis amigos, son mi segunda familia”, dijo García, quien agregó que no se imaginaba a Belmont sin JROTC.

“Le trae vida a Belmont”, comentó Garcia. “Sin nosotros, esa escuela no tuviera tanta fama”.

Pero además de fama, el programa también ha provocado críticas. García, Marroquín, Correia y muchos de los que están en el programa JROTC han discutido varias veces con gente que está en contra de la presencia del programa en escuelas.

“Lo único que ven son los uniformes”, agregó Garcia, “sin saber todos los beneficios para los estudiantes”.

“Mis amigos me hacen un poco de burla”, dijo Marroquín, “pero al explicarles lo importante que es para mí, ellos llegan a entender”.

Los programas JROTC de una secundaria necesitan contar con un mínimo de 150 estudiantes para recibir apoyo económico de LAUSD y las fuerzas armadas. Este año Belmont cuenta con sólo 157.

“No podemos salvar a todos”, dijo Correia, “pero sí hacemos el esfuerzo para sacar adelante los jóvenes que son parte de nuestro programa”.

Actualmente hay 18 escuelas en LAUSD que forman parte del programa de JROTC, que es gratuito para los estudiantes.