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A Carmen Tejada  le gusta ser conciente con los demás

Por Eder Díaz

Cualquier día de la semana es posible encontrar a Rosario del Carmen Tejada Jaimes atendiendo a los clientes de la tienda “West Side Store” con una gran sonrisa.

“Es muy amigable y atenta, los atiende bien a todos”, comentó Iris Martínez, compañera de trabajo de Tejada.

Entre las cosas que Martínez ha aprendido de Tejada en el año que llevan trabajando juntas, las más notables son su orden en el trabajo y la alegría con la que vive.

El orden y la disciplina que aplica Tejada en su trabajo son los mismos valores que ha aplicado en otros aspectos de su vida.

Tejada disfrutó de una niñez feliz en Cuscatancingo, El Salvador.

“Jugaba mucho y tenía lo necesario, pero también fue donde aprendí a ser conciente con la demás gente”, dijo Tejada. “Aprendí viendo los sacrificios de mi madre”.

Sin embargo, el rumbo de su vida cambiaría drásticamente a los 19 años, luego de terminar la secundaria y mientras estudiaba una carrera en secretariado.

Su madre decidió emigrar a los EE.UU., motivada por la situación difícil que atravesaba El Salvador, e hizo una travesía en autobús que le tomó dos meses, pero fue arrestada y deportada después de entrar al país.

“Yo lloraba diariamente para que regresara, pero ante mi familia tenía que ser fuerte”, indicó Tejada. “Lloraba en las noches”.

Luego que regresó su madre, Tejada tomó la decisión de venir a EE.UU., porque “no quería que un padre faltará otra vez en mi hogar”.

Tejada abandonó sus estudios y su trabajo, y vino a EE.UU. acompañada por su prima.
Llegó por autobús a Ciudad Juárez con visa mexicana, pero tuvo que dilatar su viaje unos días para tratarse de las alergias que la aquejan desde los 15 años.

Tejada recuerda que una amable familia de Ciudad Juárez la cuidó, le dio ropa y comida.
Mientras esperaba, el cruce a EE.UU. era planeado. Después de escuchar que sería a través del Río Bravo, ella se puso nerviosa porque no sabía nadar. Cuando llegó el día de cruzar, sus nervios crecieron aún más, pero se sintió aliviada al ver que el rió era más como “un estanque”.

Como recuerda, no fue difícil llegar a California desde Ciudad Juárez, ya que en pocos días llegó a Encino, ciudad que se convertiría en su casa por los siguientes 30 años. Ahí encontró trabajo a través de su prima en una casa donde además le dieron ropa y techo.

“(Mi experiencia) gracias a dios ha sido muy bonita y me dio mi madurez”, comentó Tejada, quien poco después cambió de trabajo y se convirtió en niñera de una pequeña de ocho años. Con ella, Tejada aprendió más el inglés porque “leía con ella sus libros y ella me corregía”.

Tejada empezó a ganar dinero suficiente para ayudar a su familia en El Salvador, pero la inestabilidad social amenazaba el futuro de sus hermanos. Su madre le dijo poco después que todos habían decidido mudarse a EE.UU.

A través de préstamos de familiares que ya se encontraban en EE.UU., Tejada pagó por los pasajes y consiguió un lugar para sus padres y hermanos. Pronto sus hermanos empezarían a ganar dinero y entre todos lograrían pagar un apartamento donde podrían vivir juntos.

Hoy, Tejada tiene su propia familia, quienes son su motivación. Su primogénito, Alfred, de 25 años, es asistente medicó; su hija Natalie, de 22 años, estudia cosmetología; y Ariel, de 12 años, va a la escuela.

“Me gusta mi trabajo y creo que es importante brindarle motivación al estudiante, conversar con ellos para distraerlos, especialmente durante las finales porque se ven nerviosos”, comentó Tejada, sentada en una banca entre Sierra Hall y la tienda donde es gerente. “A veces me sorprenden porque pasan en su último semestre para dejarme un regalito”.

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Nelson Lemus/ El Nuevo Sol
Carmen Tejada, inmigrante salvadoreña, es la gerente de la tienda "West Side Store" en CSUN.