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Yen Duong anticipa lo que hay que hacer

Por Harriet Miranda

En cualquier día normal, se puede encontrar a Yen Duong, secretaria del departamento de matemáticas, en una esquina oscura de su oficina en el edificio Santa Susana Hall.

Allí, Duong dirige a los estudiantes en problemas de requisitos para sus clases, planea las finanzas del departamento, asiste a la facultad y ayuda a emplear a nuevos trabajadores.

Aunque parezca que la vida de Duong es normal y rutinaria, su camino desde Vietnam demuestra lo contrario. 

Duong nació en 1978 de padres inmigrantes chinos en Vietnam. Duong cuenta que vivió una vida cómoda, con sus padres y sus dos hermanas menores. La proximidad de Vietnam a China ha creado un camino fácil para inmigrantes por décadas. Los padres de Duong se mudaron a Vietnam desde que tenían unos veinte años.

“Fui a una escuela privada china”, recuerda Duong, “Mi papá quería que aprendiéramos el idioma chino”.

Duong cuenta que vivió cómodamente por casi 12 años en Vietnam y decidieron venir a EE.UU. para que ella y sus hermanas tuvieran una mayor oportunidad para progresar.

Su viaje fue patrocinado por su tía, pero pronto Duong se dio cuenta que el proceso no era tan fácil como abordar un avión y aterrizar horas después.

“Estuvimos en Tailandia por una semana”, subrayó Yen. “Nos quedamos en un campo de inmigrantes. Era un edificio de cinco o seis pisos. Allí los encargados te daban de comer y también inmunizaciones”.

Duong explicó que ese proceso es normal para todos los inmigrantes vietnamitas que llegan a EE.UU. legalmente.

“Después nos fuimos a las Filipinas por siete meses”, dijo Duong y agregó que también se quedaron en un campo para inmigrantes allá.

“El tiempo de espera promedio era seis meses. Había un tablón de anuncios en donde las familias podían ver cuanto tiempo más estarían esperando”.

Cuando por fin le tocó a la familia de Duong, hicieron una última parada en Japón antes de venir a EE.UU.

Como muchas familias inmigrantes, la familia de Duong se tuvo que acomodar en situaciones incómodas. Los cinco de su familia, junto con la familia de su tía, compartieron un apartamento de dos habitaciones por un mes, hasta que consiguieron otro lugar con un tío en Alhambra.

La transición de ir a la escuela en Vietnam y la escuela en el sur de California fue una experiencia nueva pero no difícil para Duong.

“La mayoría de los estudiantes eran de descendencia hispana o asiática, fue fácil ajustarme,” dijo Duong. “El idioma inglés se me hizo un problema grande, escribir el inglés también fue una lucha.”

Duong permaneció en Alhambra hasta que empezó a ir a CSUN, en los últimos años de los 90. Comenzó como asistente estudiantil en el departamento de matemáticas en el 1997.

“La contraté como asistente estudiantil en matemáticas de desarrollo,” dijo Elena Marchisotto, profesora de matemáticas en CSUN. “Ella ha sido absolutamente fabulosa todo los días que he trabajado con ella”.

Mientras trabajaba en el departamento de matemáticas, Yen también trabajaba en una licenciatura de estudios liberales, la cual completó en el 2005. Duong fue sólo una del 8% de estudiantes asiáticos en CSUN. En el 2005, más de 2,500 estudiantes en la universidad eran de origen asiático.

Sin dudas, la lucha de Duong como inmigrante a los EE.UU. ha moldeado su carácter y su ética profesional. Ella dice que este proceso la ha hecho más fuerte y la ha forzado a trabajar más duro para lograr sus sueños.

“Creo que su compasión, su inteligencia y su voluntad de hacer más de lo que se espera de ella la hacen única,” comentó Marchisotto. “Ella anticipa lo que se tiene que hacer y lo hace sola”.

Wendy Say, asistente en el departamento de matemáticas, ha conocido a Duong por tres años y medio y dice que toda la gente la aprecia mucho porque es genuina y trabajadora.

“Las luchas de (Duong) la han hecho fuerte y determinada”, concluyó Say. “Ella se siente muy orgullosa del trabajo que hace”.

En el futuro, a Duong le gustaría regresar a la escuela y completar una maestría en consejería educacional para trabajar aconsejando estudiantes.

Sin embargo, Duong ha puesto esos planes en espera ya que recientemente se convirtió en mamá por primera vez. Tuvo su primogénita con su esposo, con el que se casó hace dos años, después de 14 años de noviazgo.

“Me gusta ayudar a la gente”, dijo Duong. “Por eso me quedé en la universidad. Cuando les ayudo, se ponen felices y eso me hace sentir bien al final del día”.

 

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Nelson Lemus/ El Nuevo Sol
Yen Duong, secretaria vietamita en el departamento de matemáticas, planea las finanzas del departamento, asiste a la facultad y ayuda a emplear nuevos trabajadores.