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El limbo de los estudiantes AB 540 indocumentados

Por Alonso Yañez

Cuando Lizbeth Mateo, estudiante de Estudios Chicana/os en CSUN, recibió el año pasado el mensaje de texto que le avisaba sobre el veto del DREAM Act, se le nubló la vista por las amargas lágrimas que empezaban a inundar sus ojos. Tuvo que tomarse un descanso de su trabajo como ayudante en un restaurante de Venice Beach para recobrar la compostura y asimilar que había perdido una batalla, mas no la guerra.

El camino hacia la graduación de Mateo, una estudiante AB 540, ha estado lleno de obstáculos por su estatus migratorio. Desafortunadamente, ese camino tiene un final incierto ya que ella, como miles de estudiantes indocumentados en California, tiene acceso a una educación superior desde que la ley AB 540 pasó en 2001, pero no puede ejercer su profesión cuando se gradúe.

“Esta ley no ayuda a estudiantes indocumentados a llegar a su meta de poder trabajar en la carrera de la que se graduaron”, comentó Mateo, quien recientemente obtuvo una beca para estudiar leyes en UCLA y planea especializarse en derechos hu-manos y migración. “Es irónico que nos den la oportunidad de estudiar y de seguir soñando pero al final del
camino nos cierran la puerta en las narices”.

Tanto Mateo como Tam Tran, coordinadora del Centro de Trabajo de UCLA, consideran que ese impedimento es un desperdicio de recursos humanos, especialmente en estos tiempos de crisis económica en que EE.UU. se podría beneficiar de más universitarios graduados.

“Tenemos estudiantes muy inteligentes y talentosos que han pasado por el sistema educativo estadounidense, hemos invertido en ellos y ahora no pueden usar sus títulos para trabajar en la comunidad en que crecieron”, dijo Tran, una estudiante AB 540 de UCLA que testificó frente al Congreso estadounidense sobre el estado de estudiantes indocumentados.

“Es interesante cuando comparas lo que están haciendo después de que se gradúan con lo que potencialmente podrían estar haciendo”, agregó.

El California DREAM Act propone que una persona que ha estudiado en secundarias del estado por tres años o más, se ha graduado de una secundaria Californiana, y ha entregado el affidávit requerido si es un inmigrante indocumentado, esté exento de pagar la colegiatura como estudiante de otro estado.

Los que se beneficien de esta legislación solo tendrán acceso a ayuda financiera institucional, como becas, préstamos o programas de trabajo y estudio.

Para Ricardo Lara, director del distrito del Vocero de la Asamblea Estatal Fabián Núñez, es un desperdicio de profesionales que graduados AB 540 indocumentados no puedan
trabajar en su profesión. Lara trabajó con Marco Antonio Firebaugh, líder de la mayoría Demócrata en la Asamblea Estatal, más de ocho años y estuvo en el equipo que redactó la
ley AB 540 en 2001.

“Se tiene que hacer un esfuerzo a nivel federal para que haya un tipo de reforma migratoria que le ayude a todos”, señaló Lara. “Estamos graduando toda esta gente y si no tienen la oportunidad de regularizar su estatus se quedan en las universidades, que es una cosa buena que estén recibiendo todos sus títulos, pero ¿de qué nos sirve si no pueden trabajar?”.

“Es una lástima por este país y este estado”, agregó Felipe Agredano, profesor de Estudios Chicana/os en CSUN. “Los estudiantes AB 540 no van a poder trabajar en EE.UU. pero van a estar preparados para trabajar en cualquier parte del mundo”.

Desde que AB 540 pasó hace siete años, cientos de estudiantes han completado programas de bachillerato y posgrado, y docenas de clubes de estudiantes AB 540 han florecido en California. En CSUN, donde hay 341 estudiantes AB 540 registrados, el senado estudiantil aprobó recientemente una propuesta que expresa el apoyo oficial de la institución al California DREAM Act, la cual será enviada a la oficina del gobernador Schwarzenegger.

Sin embargo, estudiantes indocumentados no son los únicos que se benefician de la legislación. Estudiantes documentados no sólo conformaron más del 70 por ciento de
estudiantes AB 540 de bachillerato en el sistema UC desde 2001, pero también constituyeron más del 96 por ciento de estudiantes AB 540 de posgrado.

“Tuvimos suerte”, recuerda Lara, quien actualmente trabaja con Fabián Núñez en impulsar el California DREAM Act en la Asamblea Estatal. “La única razón por la que
AB 540 pasó fue porque el gobernador de Texas, Rick Perry, firmó una ley con ayuda financiera antes que nosotros. Al firmar, un republicano gobernador de Texas, una ley muy similar a la de nosotros, Gray Davis dijo que California no se podía quedar atrás”.

SB 1301, presentada por el Senador Gil Cedillo, y AB 2083, presentada por Fabián Núñez, son las dos versiones del California DREAM Act este año.

A diferencia de años anteriores, estudiantes que estudien beneficiándose de esta legislación sólo serán candidatos para recibir ayuda financiera de las universidades o pagaran a través de programas de trabajo y estudio, y no podrán acceder a ninguna ayuda financiera estatal.

Protestas y juicios han desafiado AB 540 desde que Davis la firmó. Tanto Lara como Marvin Pineda, representante del senador estatal Gil Cedillo, consideran que la cegadora
combinación de desinformación y xenofobia está detrás de muchos de los argumentos que se oponen a la legislación.

“La oposición nunca se presenta en los comités para hablar en contra de la propuesta”, dijo Pineda. “Es racismo, nosotros lo vemos en nuestra oficina. Nos mandan postales
diciendo ‘Un buen mexicano es un mexicano muerto’”.

“Es miedo de proveerle a esos estudiantes la oportunidad de sobresalir en este estado”, expresó Lara. “Cuando estábamos trabajando en la ley (AB 540) decían que iban a haber masas de gente que iban a ir a la escuela y que iba a ser un costo adicional al sistema educativo, que se iba a venir todo abajo, y hemos visto que nada de eso ha sucedido... Los estudiantes que vienen aquí ya están compitiendo desde la primaria para estar aquí, entonces no es un costo adicional que ya no se les ha dado a los estudiantes”.

A pesar de la oposición, la perseverancia dio frutos y el DREAM Act llegó a la oficina del gobernador Schwarzenegger el año pasado, donde fue vetado.El argumento del gobernador para vetar la ley fue que no sería prudente poner una carga adicional al presupuesto general para beneficiar con ayuda financiera estatal a estudiantes indocumentados, en un momento en que las universidades están aumentando las colegia-
turas de todos los estudiantes “para mantener la calidad de la educación ofrecida”.

“Es tratar de culpar a alguien para poner la atención de los medios de comunicación y de otra gente en (los indocumentados) y no en lo que los políticos están haciendo mal”,  opinó Mateo.

“No es algo nuevo”, dijo Agredano, antes de agregar que el estado nunca sube los impuestos y siempre balancea el presupuesto afectando a inmigrantes y estudiantes porque son grupos que no votan o están organizados. “Este estado tiene décadas
de echarle la culpa a los inmigrantes por la falta de presupuesto”.

Poco después del veto del gobernador Schwarzenegger, Mateo se enteró que iba a graduarse en la primavera del 2008. Cuando su consejero le dio la noticia, sus ojos se pusieron vidriosos y sintió un nudo en la garganta ya que sintió mucha tristeza
por dejar la universidad. 

Para Mateo, todos los sacrificios que hizo para ir a la universidad valieron la pena. Recuerda con nostalgia que por más de tres años tuvo que tomar el servicio de transporte
público para recorrer las 26 millas desde su casa en Inglewood hasta Northridge, lo que le tomaba dos horas en las mañanas y hasta cuatro horas de regreso.

“Para mí la escuela es como si fuera un santuario”, comentó Mateo, quien considera que uno de los prin- cipales obstáculos para el DREAM Act y una reforma migratoria es la falta de información entre el público en general y los le gisladores acerca del verdadero impacto de los inmigrantes en el país. “Por lo menos tenemos un lugar donde podemos sentirnos más seguros y sentirnos como si somos parte de este país, y emocionarnos  por las cosas que aprendemos y los programas a los que tenemos acceso por medio de la escuela”.

“(El título universitario) no vale para nadie, pero para nosotros vale muchísimo porque hemos trabajado para eso por años”, concluyó.


Oscar Monjaras/El Nuevo Sol

Ricardo Lara, director del distrito del Vocero de la Asamblea Estatal Fabián Núñez, habla en una ceremonia de estudiantes AB 540 sobre su labor con Marco Antonio Firebaugh redactando la legislación.

Oscar Monjaras/El Nuevo Sol